Arte es lo que crea arte e induce al arte. Las canciones que hacen escribir. Es arte lo que produce más arte. Lo que llega adentro por la garganta y te revuelve las tripas y la consciencia. Es arte lo que causa placer, que en realidad es lo único que buscamos y simulamos encontrar. Es arte lo que incita a desear morir, a querer amar. Es arte lo que te abstrae de ser persona, lo que te aleja de lo físico y te eleva, sólo con esa sensación, tú independientemente de tu cuerpo, del dinero, de los árboles, de los lagos.
Da igual cuanto paguen. No importa porque lo que se valora es un objeto y el arte no es objeto. El arte se materializa y se paga por una sensación. Es tan triste nuestra existencia que nos aferramos a una sensación y deseamos apropiarnos de ella porque nos ha hecho sentir placer en algún momento y ay, dios,si se va esa sensación. Pagamos por lo que nos hace sentir vivos o querer arrancarnos los ojos. El arte son ángeles, diablos, Dios, brujería, magia y trastorno que nos llega materializado y nos frustra entender. Y nos asusta. El trastorno nos asusta porque en cierta manera nos hace plantearnos porqué mierda me late una cosa roja y viscosa dentro que se puede parar ahora. O ahora. O ahora. Eso nos desconcierta aunque no seamos conscientes de ello. Porque nunca podremos entender nada. Y nos imaginamos andando ciegos, golpeándonos los unos contra los otros sin ningún tipo de propósito, que es en verdad el cuadro de la realidad. Sin ningún propósito, existiendo ciegos; ansiosos por refrescar la mente con arte y por conservar la sensación.
El arte aparece como el vómito, como las heces. Artistas son todos. Pero algunos tienen laxantes, saben cómo sacarlo, como deshacerse de eso que les oprime el pecho y obstruye la garganta y les incita a gritar cuando están solos. Y de repente, los demás se paran y lo adoran. Adoran que alguien pudo explicar la insoportable levedad de sus vidas, de sus existencias. Por un momento, eso hace sentir bien, hace sentir más filósofo, más consciente, más humano - vuelta a empezar.
Y sin ninguna duda, el vómito quedará precioso encima de la chimenea.
Da igual cuanto paguen. No importa porque lo que se valora es un objeto y el arte no es objeto. El arte se materializa y se paga por una sensación. Es tan triste nuestra existencia que nos aferramos a una sensación y deseamos apropiarnos de ella porque nos ha hecho sentir placer en algún momento y ay, dios,si se va esa sensación. Pagamos por lo que nos hace sentir vivos o querer arrancarnos los ojos. El arte son ángeles, diablos, Dios, brujería, magia y trastorno que nos llega materializado y nos frustra entender. Y nos asusta. El trastorno nos asusta porque en cierta manera nos hace plantearnos porqué mierda me late una cosa roja y viscosa dentro que se puede parar ahora. O ahora. O ahora. Eso nos desconcierta aunque no seamos conscientes de ello. Porque nunca podremos entender nada. Y nos imaginamos andando ciegos, golpeándonos los unos contra los otros sin ningún tipo de propósito, que es en verdad el cuadro de la realidad. Sin ningún propósito, existiendo ciegos; ansiosos por refrescar la mente con arte y por conservar la sensación.
El arte aparece como el vómito, como las heces. Artistas son todos. Pero algunos tienen laxantes, saben cómo sacarlo, como deshacerse de eso que les oprime el pecho y obstruye la garganta y les incita a gritar cuando están solos. Y de repente, los demás se paran y lo adoran. Adoran que alguien pudo explicar la insoportable levedad de sus vidas, de sus existencias. Por un momento, eso hace sentir bien, hace sentir más filósofo, más consciente, más humano - vuelta a empezar.
Y sin ninguna duda, el vómito quedará precioso encima de la chimenea.