miércoles, 20 de mayo de 2009
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Os he mirado. He vuelto a miraros hoy con la esperanza de que hoy fuera el día en el que os digo que os he estado mirando desde hace tiempo, y vosotros reís como fieras salvajes y yo me encojo con expresión distraída. Pero no lo ha sido.

He vuelto a observaros espléndidos, radiantes, calmados, naturales desde la distancia. Desde un margen que creé hace tiempo porque al parecer, no sabéis ni quién soy. Hay una fuerza inefable que me lleva hacia vosotros. Algo recóndito que me atrae de manera irracional y que me hace parecer totalmente enferma a ojos ajenos porque os miro.

Llamadme enferma también. Llamadme enferma mientras os atrevéis a decirme que no resplandecéis como jodidos dioses. Tened el valor de decírmelo, de escupírmelo a la cara mientras vuelvo a espiaros con el pretexto de hablar con alguien inclinando la cabeza. Que eventualmente tendré que dirigir mi mirada hacia dónde estáis, fijarme en los detalles, de qué color son vuestras sudaderas, cómo lleváis el pelo, qué zapatillas habéis elegido hoy. Que muy a mi pesar rastrearé cada uno de vuestros movimientos para saber cuál es el gracioso, cuál el responsable, porqué os subís los unos a los hombros de los otros, de qué estáis hablando cuando estalláis en una carcajada sonora.

Simulad que me veis. Cuando paséis por mi lado, cuando me pilléis enfrascada en vuestras conversaciones a diez metros de vosotros. Seréis héroes si llegáis a reconocerme. Es por eso por lo que os tengo idealizados. Porque sois unos gilipollas egoístas, como todos, pero tan cegadores que necesito que sepáis que existo, porque yo necesito saber que existo. Para que llegue a tener, en algún momento, consciencia de mí misma a través de vosotros.

[...]

Cuando salías por la puerta, te has girado de golpe y me has visto. Me has visto mirarte por la espalda como un asesino a sueldo cobarde y rencoroso, me has visto perfilar tu silueta y meditar sobre la hipotética existencia de mi persona en tu mundo. Me has visto comprendiendo que mi mera presencia te resbala sobremanera, que apenas recordarías mis rasgos entre la multitud al día siguiente porque soy igual que las demás. Y una mierda.


Me has visto y has puesto cara de desconcierto, como si no pudieras controlar lo que había pasado, como si no pudieras entender porqué estaba allí en ese momento, justo detrás de ti, escrutando tus pasos y movimientos. Te he mirado a los ojos sorprendida porque te has percatado de algo. Por fin. Luego has vuelto a girarte, has arrancado el coche y quién sabe cuando volveré a verte.

Por un momento, he estado ahí y tú también y ojalá se lo contaras a todos. Que os miro, que estoy loca, enferma de la cabeza; que desearía estar entre vosotros como un fantasma, sin atreverme a nada ni ocurrírseme siquiera romper vuestra aura; que me conformo con un saludo sutil, disimulado; que no sé por qué tanta obsesión estúpida si no sois gran cosa, que yo tampoco entiendo nada pero ojalá pudierais verme.


Extracto de Os he mirado.doc

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posted by Nerea at 3:06 | Permalink |


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